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Dra. Margarida Barreto, Robert França (Sinjus)
Rui Viana (Serjusmig) e o psicólogo Arthur Lobato. |
¿Es el suicidio una forma de violencia auto inflingida?
Por Margarida Barreto
Hablaré del suicidio a partir de la analice de un caso de trabajadora que intentó suicidio. Según la OMS, “El suicidio es un problema grave de salud pública”, pero pocas personas lo consideran un problema y prefieren no mencionar, haciendo silencio, o sea, hacen un esfuerzo para ocultarlo, ya sea por vergüenza, culpa o miedo de hablar de lo que ocurrió. La OMS asegura que más personas mueren cada año debido al suicidio que a la suma de homicidios y guerras, aunque en América Latina el nivel de suicidio no llega a las alarmantes cifras de algunos países como Lituania 51.6 por 100 mil habitantes, Belarúsia 41.5, Federación de Rusia 43.1. Sin embargo, en Latinoamérica, Cuba y Uruguay son países que presentan los índices más altos de suicidio (23 y 12.8 respectivamente).
Cuando hablamos de suicidio, que comprendemos? Como un acto humano de causar la cesación de la propia vida. Por otro lado, cuando hablamos de "ideaciónsuicida" es un termo que se usa a menudo en la bibliografía técnica y se refiere a pensamientos acerca de suicidarse, con diversos grados de intensidad y elaboración.
E porque un trabajador desearía morir? El presidente de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, Lars Mehlum, afirma que "la vasta mayoría de los suicidas no desean morir, sino que no desean continuar viviendo en las condiciones en que se vem obligados a vivir” o que es una gran verdad.
Y, por tanto, empezaré a hablar por el acoso moral mientras una manifestación de humillaciones sistemáticas y prolongadas durante la jornada laboral. La humillación es una combinación heterogénea de comportamientos, en todos los cuales se engendra una forma de actitud autoritaria y abuso del poder, que causa especialmente deterioro o desgaste psicológico. Incluye comportamientos, palabras, actos y gestos que puedan atentar contra la identidad, la personalidad, la dignidad, la integridad física y psíquica de los trabajadores y trabajadoras, forzando a su despido. Constituye una cadena de comportamientos deliberados por parte del superior jerárquico y que provoca en los trabajadores una actitud defensiva y de aislamiento, generadora de tensiones.
Así, el concepto de acoso indica “un fen meno que se inscribe en el tiempo”, ya que acosar implica “volver a la carga”, mientras que el calificativo “psicol gico” permite, “por una parte, intentar establecer una distinci n – a veces difícil – con el acoso sexual y, por otra parte, indicar que los perjuicios no afectan principalmente a la salud física de lãs personas”, aun cuando puede haber también violencia física (Renaut, A, 2004)
La humillación implica en coerción, amenazas de desempleo, críticas repetitivas y maltratos. En cualquier que sea su manifestación, es una conducta que causa perjuicio a la víctima, lo que, por sí solo, constituye una violación a los derechos fundamentales de todos los trabajadores y trabajadoras.
En la humillación no hay uso de la fuerza física pero, puede caminar para la violencia física. Muchas veces, sus consecuencias a salud psíquica son peores que la violencia física, eso porque el anuncio está en amenazar y anunciar el miedo, que queda suspendido, que no sabe qué otras formas de violencia va a recibir o vivir. Es
característica da violencia doblar la voluntad del otro, aterrorizar las personas imponiendo-les su voluntad.
En ese sentido, las humillaciones o el acoso moral o violencia moral en el trabajo y sus implicaciones en el proceso salud-enfermedad constituye aun, tema poco debatido.
Entretanto, antes de hablarnos acerca de las implicaciones, creímos ser necesario termos como ponto de partida para nuestras reflexiones el proceso salud-enfermedad y la relación con el trabajo e suicidio. En una primera mirada biológica, la vida podría ser traducida como una actividad normativa del ser o sea todo ser vivo debe ser capaz de recoger información de su medio, asimilar estas informaciones y contestar a estas informaciones, respondiendo al medio ambiente.
Entretanto el ser vivo no es determinado a priori. Él posee siempre una plasticidad y es esa plasticidad que le permite instituir sus propias normas. Estar enfermo corresponde a vivir una norma de vida inferior, donde se instala una limitación de la capacidad normativa del organismo (Canguilhem 1995), Seria un trastorno y amenaza a la existencia. Y salud, seria la posibilidad de ultrapasar la norma que define el normal moment neo acrecentando que “estar en buena salud es poder caer enfermo y recuperase; es un lujo biol gico”.
La salud no debe ser entendida como un estado o bien que se consume. Mucho menos como un capital o ausencia o suma de riesgos y enfermedades. Salud es “un proceso dinámico que inscribe el cuerpo, la persona, las marcas del trabajo, las condiciones de vida, el placer, el sufrimiento y las emociones constituyendo no solamente la historia singular de hombres y mujeres, mas los aspectos colectivos ligados a lógicas múltiples dentro de las cuales ella se inserta (Huez,1999). La relación salud-enfermedad no es del dominio exclusivo de la biología, mas pertenece a la dimensión individual, del colectivo, de lo social y de la ética.
Si llevarnos este concepto de salud-enfermedad para la salud del trabajador, constatamos que trabajadores y trabajadoras, desarrollan maneras diferenciadas y particulares de soportar el desgaste impuesto por el trabajo, revelando la plasticidad del ser humano y explicitando que el trabajo como definidor de la condición de humanidad en los días actuales, es extremamente nocivo. Así, grande parte de las enfermedades del trabajo, son resultantes de la sumisión del trabajo a la valoración del capital y en este sentido la reestructuración productiva visando nuevas metas, lucro y poder, no han medido esfuerzos para aumentar la productividad estimulando la competitividad, bajando salarios, aumentando el desempleo y exigiendo de todos los trabajadores que sean flexibles en su forma de trabajar.
La productividad envuelve la selección de trabajadores con salud perfecta, utilizándolos más allá de los límites que un hombre o una mujer pueden hacer, suportar o sufrir en el desempeño de su función. Por su vez, la competitividad estimula el individualismo, aislándolos y rompiendo lazos de afectividad. Cuanto a la flexibilidad, envuelve empleo inseguro, sin derechos o con pocos derechos, predominando la asimetría en el contrato de trabajo, sobrecarga de tareas y descalificación del trabajo. Los riesgos son tercerizados y predomina la precariedad de las condiciones de trabajo, habiendo reforzamiento de la división sexual del trabajo. Hablaré sobre un caso emblemático.
Diana, es una mujer de 51 años, nacionalidad peruana, casada, dos hijas y vive en Brasil a 21 años. Siempre trabajo como costurera en una industria de plásticos. Siempre se sintió contenta e alegre de haber pasado la experiencia y comenzar a trabajar en una empresa bien grande. Mal sabia que allí comenzaba su pesadilla. En su sector había tenia mas 30 costureras. Hacia mochilas, bolsas de mujer, mochilas infantiles, porchetes y bolsas de bebé. Cuando empezó su trabajo, tenia una encargada muy buena: comprehensiva, educada, una persona que nunca crió problemas. Siempre reinaba alegría pues tenían diálogos e hablaban abiertamente. Pero esa encargada fue desligada porque el hijo de uno de los dueños, iba a traer a una conocida de él, hasta que el día llegó. En su primer día de trabajo, no saludó a nadie. Y durante todo el día, el clima fue pesado.
Comenzó a hacer varios cambios en la organización del trabajo. Todos los sectores han sido modificados y se cambió la rutina de trabajo. En primer lugar, todos los trabajadores fueron separados y aislados unos de otros. E así, Diana habla: “Nos prohibi hablar, no podíamos salir de la m quina para obtener un material para trabajar y no podríamos ir al baño. Todo para ella era amenazar, gritar y insultar”
Un día, Diana le preguntó por qué gritaba con todas sus colegas y después de ese día, su vida cambió y el tratamiento se deterioró aún más. Su encargada le preguntaba siempre: ¿por qué no convertir a su país? E si Diana contestaba, le decía: nunca deberías haber dejado a su patria. Estás tomando el lugar de una brasileña. Otras veces, le decía que Diana no sabia trabajar y que si continuara de esa manera, sería despedida.
Diana vivía apavorada, pues su esposo estaba desempleado e era ella que sustentaba la casa. Varias veces fue amenazada e Diana se convirtió en su objetivo desde el momento en que le cuestionó. Su jefe comenzó a hablar mal de ella e incluso a la alta dirección de la compañía que acreditó que Diana no funcionaba y hacía todo mal y sin calidad.
“Ella comenz a maltratarme, me ofendía, me insultaba, todo eso en la frente de mis compañeras de trabajo. Yo solo me quedaba callada, solo lloraba e me preguntaba, porque conmigo?. Yo estaba arrasada, enojada. Todos mis colegas evitaban hablar conmigo. Yo estaba sola. No había ninguna razón para seguir sufriendo. No quería ir a trabajar y todos los días, me arrastraba. Para empeorar las cosas, el sufrimiento de dos advertencias. Yo sufrí dos advertencias de un día e dos días e Yo no podía hacer nada. Fue terrible”.
Si una persona sufre actos de violencia, el sufrimiento impuesto imbrica sentimientos de indignación, inconformismo, rabia, impotencia y miedo del futuro, que muchas veces no son compartidos o comprendidos por sus pares. La pérdida de lãs referencias anteriores y de sus valores, la exclusión del ambiente de trabajo o su inserción fragmentada nos lleva a pensar en una inclusión perversa que los hacen entrar en un círculo vicioso, donde predomina la tentativa de sobrevivir al sufrimiento, solitariamente.
En la complejidad de los sentimientos y emociones, se una persona sufre actos de violencia, pasa a vivir el miedo. El miedo aumenta la subordinación generando indiferencia al sufrimiento ajeno y “quebrando lazos antiguos de amistad y compa erismo” (Seligmann-Silva, 1994). Simultáneamente, establece una relación desigual del individuo con la organización social y es en esta relación de desiguales, que las humillaciones, discriminaciones y la enfermedad ocurren.
Así, a menudo, su jefe llegaba a su puesto de trabajo cerca del final de la jornada e trabajo y todas las bolsas eran descosturadas. Tuve que hacerlo de nuevo hasta lãs ocho de la noche, a cada día se repitió la misma tarea: a las tres de la tarde, tenia que descosturar todo lo que cosía. Diana comenzó a quedarse triste y con miedo de ir a trabajar. Tenía miedo de todo, solo salía de su casa para trabajar. E decía: “Me quedé pensando y pensando, días y días. Lloré mucho”.
Las personas tienen miedo de perder el empleo o “no tener éxito, se temen entre sí, tienen miedo de las reestructuraciones” (Renaut, 2004). Por eso, es forzoso conocer los factores psicosociales, que están presentes en la organización del trabajo.
Diana llegaba en su casa arrasada, llorando mucho, no podría hacer nada. E decía: “No quiero hacer nada. Y me quedaba acostada, pensando y llorando. No tenia fuerzas para nada e para nadie”. Así, comenzó a pelear con sus hijas, su esposo. Agarraba sus hijas por los cabellos y las maltrataba mucho hasta les sacaba sangre e decía: “Yo hacia todo eso para descargar mi furia ya que no podría hacer nada con mi jefe”. Una vez, habló con los responsables por los Recursos Humanos, pero lo que es peor, el administrador echó la culpa a ella. Y fue trasladada del sector para hacer otras actividades consideradas menos complejas y consecuentemente no cualificadas en relación con la actividad ejercida anteriormente. Perdió 15 quilos y sentía que no tenia fuerzas para vivir mas. Su vida no tenia mas valor. Buscó a un médico que le recetó un antidepresivo.
Sentía peor a cada día e decía que nadie hacia nada para ayudarla. Su cónyuge la abandonó y así, con dos hijas a crear, se convirtió en más desesperada.
Es frecuente el desencadenamiento de depresión, angustia, síndrome del pánico, ideas suicidas, tentativas de suicidio, insomnio, dolores generalizadas así como aumento de ingestión alcohólica e hasta reproducción de la violencia en otros hogares. Lãs tensiones y angustias vividas, son tejidas en el marco de la relación de opresión y sujeción social y representa un momento de la historia individual, particular e social.
“Ya no veía sentido en la vida. Quería desaparecer. Y así de lo nada, resolví tirar me vida. Solo quería desaparecer e intenté suicidio. Si, suicidio. Tomé una grande cantidad de pastillas de toda clase. No recuerdo de que eran, solo acordé en el centro medico del Hospital”.
Diana ha sido hospitalizada la primera vez por 45 días e salió con tratamiento continuo.
Pero ella decía que no era lo suficiente. “Yo me quería morir, sumir, desaparecer, yo me sentía culpada de todo en mis ideas e creía que yo originaba todos estos problemas y colocaba en su cabeza que debía desaparecer del mundo” Sufrimiento y dolor se alternan, se mezclan y revierten, acentuando el dolor de existir. Es un sufrimiento impuesto por la negación del otro y que se legitima en el autoritarismo y en el enfermarse.
Las creencias se alteran y predominan la inseguridad y en este sentido las emociones revelan sistemas de señales que pueden ser indicadores indirectos de las organizaciones y condiciones de trabajo que alertan para las posibles consecuencias negativas del trabajo y de relaciones autoritarias.
Así, después de 6 meses, lo intentó de nuevo el suicidio. Se lanzó de las escaleras y se quebró toda: nariz, manos, pierna, cabeza. Para ella era un alivio desaparecer, terminar con su vida para no sufrir más.
“Estoy cansada de las persecuciones de mi jefa, no tengo mas placer de ir al trabajo. Sufrí mucho en las manos de ella”.
Después de dos años de sufrimiento, fue despedida, cuando procuró su sindicato e orientaciones.
Hoy, después de cuatro años de tratamiento, fue contratada de nuevo por orden judicial. Participa desde entonces de rodas de conversaciones. En su trabajo, si siente fortalecida.
Colocó en la corte su compañía y la jefa fue desligada de la empresa. Diana se ha convertido en una gran referencia para sus compañeros de trabajo que han elegido para representarlos en la comisión interna para la prevención de accidentes de trabajo.
A través „de la amistad de los otros‟ se concretizan los “buenos encuentros” que posibilitan la comprensión de las causas y efectos necesarios, de las ideas que nos confunden y de las que son verdaderas, del saber que sabemos, del hacer colectivo o por el colectivo, del actuar en conjunto, ética e solidariamente. (Espinosa, 1992). Si comprendemos y sabemos la realidad, somos activos. Si vivimos relaciones en que predominan el abuso de poder, autoritarismo y humillaciones asociadas a exigencias y falta de respeto al otro en la convivencia, la enfermedad se precipita, se adelante, se acentúa y se instala, pues, “los afectos que traban combate en nosotros pueden ser causa de servidumbre tanto cuanto de libertad, porque de ellos depende que nosotros dejemos o no dominar por lo poderío de una exterioridad adversa y contraria nuestra esencia”.
(Chauí,1989:50).
El acoso moral en el trabajo rompe temporalidades, revelando una asimetría entre pasado y presente. El futuro normalmente es percibido a través del miedo que instalase con la enfermedad y la humillación refuerza el sentimiento de inutilidad, comprometiendo a identidad, la dignidad y violando derechos.
Es necesario reflexionar y exigir que el actuar y el acto en el ambiente de trabajo, deben incorporar una eticidad que no puede olvidar derechos primarios de todo ciudadano como sujeto de una dignidad. Eso porque, cuando escuchamos la voz de los trabajadores, ella es cargada de sufrimiento e deseo de se reconocer y ser reconocido, revel ndonos que entre los “gritos” de dolor de los trabajadores(as) que enfermaron en el y del trabajo, lo mas vibrante sin dudas, es el dolor de las humillaciones y discriminaciones.
Así, es necesario mirar al sufrimiento impuesto por el acoso moral, como um sufrimiento ético-político, pues se refiere al dolor físico y emocional, evitable desde el punto de vista social, pues es infringido por las leyes racionales de la sociedad a sujetos que ocupan determinadas posiciones sociales. “El sufrimiento vuelve a las personas impotentes para la libertad y la felicidad, sea en la forma de sumisión, sea en la forma de odio y fanatismo. Su ejemplo más emblemático es el sufrimiento por la indignación moral, que puede manifestarse tanto como desamparo o violencia contra familiares y el alcoholismo en la intimidad, como puede manifestarse también con pasividad o rebelión y criminalidad en la vida pública (Sawaia, 2004).
Al final, como dice el filósofo Espinosa, la política nace del deseo humano de libertarse del miedo, de la soledad y de la disposición de vivir en común, que significa la disposición a vivir en paz, sin poner fin a sus conflictos y deseos contrarios y sin necesidad de pactos políticos o éticas normativas.
Somos alegres, cuando somos reconocidos y tenemos libertad para hablar, participar, criar y normalizar en situaciones concretas, lo que significa que el suicidio no es una forma de violencia auto inflingida, pero impuesta por las condiciones sociales y por lo tanto se trata de una violencia infligida por otro, es decir, un asesinato corporativo.
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Por Margarida Barreto, Medica del trabajo. Doctora en Psicología Social PUC/SP. Vice-cordenadora del NEXIN/PUC/SP.
(*) NB. O texto foi inserido na página web da ALAL (
www.alal.com.br) por Luiz Salvador é advogado trabalhista e previdenciarista em Curitiba-Pr, Ex-Presidente da ABRAT (www.abrat.adv.br), Presidente da ALAL (
www.alal.com.br), Representante Brasileiro no Depto. de Saúde do Trabalhador da JUTRA (www.jutra.org), assessor jurídico de entidades de trabalhadores, membro integrante, do corpo técnico do Diap, do corpo de jurados do TILS – Tribunal Internacional de Liberdade Sindical (México), da Comissão Nacional de Relações internacionais do CF da OAB Nacional e da Comissão de “juristas” responsável pela elaboração de propostas de aprimoramento e modernização da legislação trabalhista instituídas pelas Portarias-MJ 840, 1.787, 2.522/08 E 3105/09, E-mail: luizsalv@terra.com.br, site: www.defesadotrabalhador.com.br