terça-feira, 3 de setembro de 2019

Declaración final del V Congreso Iberoamericano sobre Acoso laboral e Institucional


Compañeras y compañeros, culminamos en la tarde de hoy, 30 de agosto, el V Congreso Iberoamericano sobre Acoso Laboral e Institucional organizado por una Comisión liderada por la Red Iberoamericana por la Dignidad de las Personas y las Organizaciones, en esta ocasión se ha celebrado en la Habana, capital de Cuba, próxima a festejar en noviembre sus 500 años de fundada, que nos hubo de acoger con el calor humano de siempre para que los resultados alcanzados sigan impulsando las investigaciones y estudios sobre las diferentes manifestaciones de la violencia en el trabajo, bajo la consigna de la importancia de la información, la formación, el tratamiento de las personas victimizadas, el combate y enfrentamiento tanto legal como sindical, político y sobre todo humano y en primer orden, la prevención que es el elemento fundamental para reducir al mínimo el acoso y demás formas de violencia con incidencia en la salud física y mental de las personas, y por qué no, de toda la sociedad en su conjunto, por el elevado costo en la pérdida de seres humanos como consecuencia de la depresión, la ansiedad y otras enfermedades mentales, que se contraen a través del maltrato, las humillaciones, la violencia física y psicológica que son piedra angular de un modelo neoliberal que va en detrimento de los derechos humanos y de la dignidad e integridad física, social y mental de las personas.

Especialmente hemos dedicado tiempo y esfuerzos para hacer visible lo que se quiere invisibilizar y son las diferentes violencias, ante todo, la de género, en sus tipicidades tales como el acoso sexual, sexista, y las graves consecuencias de los feminicidios en la región, en cualquiera de los espacios donde las mujeres desarrollen una actividad profesional y social, siendo su fundamento y origen una visión atávica, androcentrista, patriarcal y discriminatoria en razón del género que pugna contra la igualdad y equidad.

En este importante Congreso, primero que se organiza y desarrolla finalizada la Conferencia de la OIT por el Centenario de su nacimiento, donde se aprobara por mayoría de sus miembros el Convenio 190 sobre la Violencia en el mundo del trabajo, y guiados por los Objetivos de Desarrollo incorporados en la Agenda 2030 de desarrollo Sostenible, los y las participantes reconocemos con profundo pesar que en las relaciones de trabajo, tanto en el sector público como en el privado, hay un marcado retroceso de las conquistas alcanzadas por la clase trabajadora sobre empleo, condiciones y medio ambiente, igualdad en el trabajo, seguridad social  y seguridad y salud en el trabajo, por sólo citar algunas, que han sido flexibilizadas por las políticas de precarización del empleo con amplia incidencia en el crecimiento de las violencias y de su flagelo más cruel, el acoso laboral que deja secuelas a veces permanentes en la salud de las personas, por su repetitividad, agresividad e intencionalidad que lacera la dignidad de las personas y llega hasta los hogares destruyendo el entorno familiar, provocando el consumo de drogas, el alcoholismo hasta el suicidio de la persona acosada.

Comprobamos que la justicia está casi siempre ausente y demandando pruebas que a veces es imposible presentar y cuando las tiene, las obvia y ni toma en cuenta, porque para ella “hay que demostrar con huellas el acoso sufrido”. Esa justicia que con todas las pruebas de inocencia en su mano, retiene pasado ya un año en prisión a nuestro querido camarada Luiz Inacio Lula da Silva, por ser un precedente “incómodo” para el actual gobierno y que ha puesto en jaque y tela de juicio la veracidad del proceso judicial en Brasil en las manos de un juez corrupto actual Ministro de Justicia.

Reiteramos que la violencia se manifiesta por la agudización del modelo neoliberal capitalista responsable y promotor de la mayor ola de migraciones jamás vista que ha derivado en una crisis en la región y las masacres por el narcotráfico como sucede en México y en su panorama más aterrador en Colombia que desde 2016 firmados los acuerdos de Paz en La Habana, dada día asistimos con profundo dolor al asesinato de líderes y lideresas sociales, sindicales, e indígenas con total impunidad que ya sobrepasa los 700 hombres y mujeres, trabajadoras y trabajadores en cuyos hogares se ha perdido el sustento de sus familias.

Asistimos al desmontaje de las condiciones laborales, del empleo digno y de la seguridad social en países como Chile, Brasil y Argentina, donde la reforma laboral  y de las pensiones ha ensanchado el profundo abismo entre los ricos y los pobres, trayendo como resultado el empobrecimiento de la población con un número cada vez mayor de personas con condiciones de pobreza extrema y miseria con pérdida de sus hogares y secuelas para sus vidas por la angustia y la depresión y una vida sin futuro inmediato producto del desempleo yla precariedad de las relaciones de trabajo.

A pesar de los esfuerzos realizados, tanto en Nicaragua, como en Venezuela y Cuba, para el mantenimiento de los logros alcanzados en clave de salud, educación y seguridad social para todas las personas, la conquista de la igualdad y equidad plenas y el empoderamiento de las mujeres,  sus pueblos se enfrentan a la potencia fascista, xenófoba y criminal más violenta del mundo, que nos identifica como “Ejes del mal” y despliega recursos económicos y financieros incalculables con el fin de ahogar su rebeldía, apoyándose en un bloqueo mediático para provocar enfrentamientos internos que no concibe que con tal genocidio brutal para impedir el arribo de medicamentos y alimentos, aún se haga posible la voluntad de cumplir con el sueño de Rubén Martínez Villena poeta del Centenario que en su poema “Hace falta una carga” nos recuerda que esta lucha se emprende “para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos la Patria que los Padres nos ganaron de pie.

Por tanto, expresamos el compromiso de todos y todas a:

  • Hacer visibles las causas y consecuencias de la violencia laboral mediante la investigación y estudio de estos fenómenos en el entorno laboral con lo cual garantizamos que los trabajadores y trabajadoras las reconozcan y dominen los factores psicosociales y organizacionales que impiden el ejercicio pleno de sus derechos humanos, tanto a la vida, al empleo digno, a la salud en general.
  • Seguir fortaleciendo el movimiento sindical y hacemos votos por la unidad de sus organizaciones para el fortalecimiento de las Redes en aras de Ambientes Laborales libres de violencia.
  • Colaborar con las Instituciones estatales, gubernamentales y empresariales para que los Gobiernos ratifiquen el Convenio 190 de la OIT como marco propicio para que la propia Declaración de Principios y Derechos Fundamentales, y la promulgación de normas nacionales al respecto, contribuyan a la prevención, enfrentamiento y erradicación de esta pandemia del siglo XXI.
  • Continuar demandando la libertad de Lula hasta su liberación total y completa
  • Reiterar la denuncia a los bloqueos económicos, comerciales y financieros imperiales, a la Ley Helms-Burton y la doctrina Monroe, que constituyen una amenaza sobre nuestra América al atacar a Cuba, a Venezuela y a Nicaragua, siendo instrumentos políticos con pretensiones de dominación colonial que transgreden la independencia, la soberanía y el derecho a la autodeterminación de los pueblos.



Declaração final do V Congresso Ibero-Americano sobre Assédio Laboral e Institucional


Tradução: Taís Ferreira

Companheiras e companheiros, culminamos na tarde de hoje, 30 de agosto, o V Congresso Ibero-Americano sobre Assédio Laboral e Institucional organizado por uma Comissão liderada pela Rede Ibero-Americana pela Dignidade das Pessoas e Organizações, desta vez realizada em Havana, capital de Cuba, próxima de celebrar em novembro seus 500 anos de fundação, que nos recebeu com o calor humano de sempre, para que os resultados alcançados continuem impulsionando pesquisas e estudos sobre as diferentes manifestações de violência no trabalho, sob o lema da importância da informação, formação, tratamento das vítimas, combate e enfrentamento jurídico e sindical, político e principalmente humano e, em primeira ordem, a prevenção que é o elemento fundamental para reduzir ao mínimo o assédio e outras formas de violência que impactam na saúde física e mental das pessoas e, por que não, de toda a sociedade em seu conjunto, devido ao alto custo da perda de seres humanos como resultado de depressão, ansiedade e outras doenças mentais, que são contraídas por abuso, humilhação, violência física e psicológica, que são a pedra angular de um modelo neoliberal prejudicial aos direitos humanos e à dignidade e integridade física, social e mental das pessoas.

Especialmente, dedicamos tempo e esforços para tornar visível o que quer tornar-se invisível e são as diferentes violências, antes de tudo, de gênero, em suas especificidades tais como o assédio sexual, sexista, e as graves consequências dos feminicídios na região, em qualquer dos espaços onde as mulheres desenvolvam uma atividade profissional e social, sendo seu fundamento e origem uma visão atávica, androcêntrica, patriarcal e discriminatória, devido ao gênero que luta contra a igualdade e a eqüidade.

Neste importante congresso, primeiro que se organiza e desenvolve após a Conferência da OIT pelo centenário de seu nascimento, onde foi aprovado pela maioria de seus membros a Convenção 190 sobre Violência no mundo do trabalho e orientada pelos Objetivos de Desenvolvimento incorporados na Agenda 2030 para o Desenvolvimento Sustentável, os e as participantes reconhecemos com profundo pesar que nas relações de trabalho, tanto no setor público quanto no privado, haja um acentuado retrocesso das conquistas alcançadas pela classe trabalhadora no emprego, condições e meio ambiente, igualdade no trabalho, previdência social e saúde e segurança no trabalho, só para citar alguns, que foram flexibilizados pelas políticas de emprego precário, com grande impacto no crescimento da violência e seu flagelo mais cruel, o assédio no local de trabalho que deixa consequências às vezes permanentes na saúde das pessoas, devido à repetitividade, agressividade e intencionalidad que acaba com a dignidade das pessoas e chega aos lares destruindo o ambiente familiar, causando uso de drogas, alcoolismo até o suicídio da pessoa assediada.

Comprovamos que a justiça quase sempre está ausente e exigindo provas que, às vezes, é impossível apresentar e quando as possui, não as leva em consideração, porque para ela “é necessário demonstrar com impressões o assédio sofrido”. Essa justiça que, com todas as evidências de inocência em suas mãos, retém há um ano na prisão nosso querido camarada Luiz Inácio Lula da Silva, por ser um precedente "desconfortável" para o atual governo e que pôs em xeque a veracidade do processo judicial no Brasil nas mãos de um juiz corrupto atualmente ministro da Justiça.

Reiteramos que a violência se manifesta pelo aprimoramento do modelo neoliberal capitalista responsável e promotor da maior onda de migrações já vista que resultou em uma crise na região e aos massacres do narcotráfico, como ocorre no México e em seu panorama mais assustador na Colômbia que desde 2016 assinou os acordos de paz em Havana, onde assistimos com profunda dor o assassinato de líderes e líderanças sociais, sindicais e indígenas com total impunidade que já ultrapassa 700 homens e mulheres, trabalhadoras e trabalhadores em cujas casas são se perderam o sustento de suas famílias.

Estamos testemunhando o desmantelamento das condições de trabalho, emprego decente e seguridade social em países como Chile, Brasil e Argentina, onde a reforma trabalhista e previdenciária ampliou o profundo abismo entre ricos e pobres, resultando em empobrecimento da população com um número crescente de pessoas em condições de extrema pobreza e miséria, com perda de seus lares e consequências para suas vidas devido a angústia e depressão e uma vida sem futuro imediato como resultado do desemprego e da precariedade das relações de trabalho .

Apesar dos esforços envidados, tanto na Nicarágua quanto na Venezuela e Cuba, pela manutenção das realizações em termos de saúde, educação e previdência social para todas as pessoas, a conquista da plena igualdade e equidade plenas e o empoderamento das mulheres, seus povos enfrentam o poder fascista, xenofóbico e criminal mais violento do mundo, que nos identifica como "eixo do mal" e emprega recursos econômicos e financeiros incalculáveis ​​para afogar sua rebelião, contando com um bloqueio da mídia para provocar confrontos internos e não concebe que, mesmo com um genocídio tão brutal para impedir a chegada de remédios e alimentos, seja possível a vontade de realizar o sonho de Rubén Martínez Villena, poeta do centenário, que em seu poema "Um fardo é necessário" nos lembra que esta luta é empreendida “para que nossos filhos não mendiguem pela Pátria que os pais conquistaram de pé.

Portanto, expressamos o compromisso de todos e todas em:

  • Tornar visíveis as causas e consequências da violência no local de trabalho, investigando e estudando esses fenômenos no local de trabalho, o que garante que os trabalhadores e trabalhadoras os reconheçam e dominem os fatores psicossociais e organizacionais que impedem o exercício pleno de seus direitos humanos, tanto à vida, ao emprego decente, à saúde em geral.
  • Continuar fortalecendo o movimento sindical e fazendo votos pela unidade de suas organizações para o fortalecimento das redes em prol dos ambientes de trabalho livres de violencia.
  • Colaborar com as instituições estatais, governamentais e empresariais, para que os governos ratifiquem a Convenção 190 da OIT como um marco propício para que a própria Declaração de Princípios e Direitos Fundamentais, e a promulgação de normas nacionais a esse respeito, contribuam para a prevenção, enfrentamento e erradicação desta pandemia do século XXI.

  • Continuar exigindo a liberdade de Lula até sua libertação total e completa.
  • Reiterar a denúncia dos bloqueios econômicos, comerciais e financeiros imperiais, à Lei Helms-Burton e à doutrina de Monroe, que constituem uma ameaça à nossa América ao atacar Cuba, Venezuela e Nicarágua, sendo instrumentos políticos com pretenções de dominação colonial que transgridem a independência, a soberania e o direito à autodeterminação dos povos.

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